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martes, 7 de abril de 2015

A fuerza ni lo zapatos entran!!!


“No hay que cargar nuestros pensamientos 
con el peso de nuestros zapatos”. 
André Breton



La historia camina, cruza calles, puentes, nunca se detiene ni para andar de puntitas, a veces anda con pasos apresurados, atraviesa muros, emigra, se mezcla y siempre la ha acompañado el "zapato".  Se piensa que el origen de la palabra zapato proviene del árabe 'Sabbat' que significa cuero adobado. Su  aparición data de la época prehistórica y fueron elaborados de pieles de animales, maleza y corteza de árbol dependiendo de la zona climática.

Sandalia paleolítica
Así como muchas otras prendas, el zapato ha tenido diferentes usos y significados a lo largo del tiempo, pero se pueden destacar cuatro tipos de usos:
1.- para proteger el  pie y aislarlo del agua, animales y suciedad.
2.- socialmente refleja el estatus y nivel adquisitivo de las personas, convirtiéndose en un símbolo externo que marca diferencias entre los seres humanos junto con otros accesorios.

3.-  estético, para vernos mejor, más altos, más delgados o para esconder algún defecto de los pies.

4.- cultural: más allá de la necesidad de calzarse, el zapato fue un símbolo de prosperidad y buena suerte, por lo que en diversos momentos se utilizó para distintas prácticas supersticiosas.  Por otra parte, su uso en la pornografía lo convirtió en un objeto fetiche  adquiriendo un valor erótico.

sandalias funerarias con laminado de oro halladas
dentro de la tumba del faraón Tutankhamon
En las culturas antiguas como Egipto y Grecia, el zapato empezó a hacer distinciones entre los grupos sociales, en donde los esclavos andaban descalzos.   Los griegos empezaron a adaptar los zapatos a todo tipo de pie y actividad: para guerreros, sacerdotes, campesinos, etc. Esta variedad en el calzado será generalizada en Roma donde se convierte en símbolo de poder, además de adquirir connotaciones supersticiosas como amuleto para la buena suerte. En Roma se diversifica su uso y se distinguen tres tipos: sandalias, zapatos y botas, donde hasta el color marcaba parte de la identidad  de cada clase.
Diversidad del calzado grecorromano - calceus, calceus patricius, caligae y soleae


Con el paso del tiempo el zapato  empezó a adquirir mayor importancia no sólo como parte necesaria de la vestimenta, sino que se  les atribuyó la capacidad de atraer  la buena suerte y fortuna, pues era muy caro hacerse de unos. Por otro lado, los hebreos han dejado constancia en muchos pasajes de la Biblia de los atributos morales que le dieron  al calzado, por ejemplo:

"Estad, pues, firmes... calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz". (Efesios 6:14,15). 

Otro caso era cuando entraban a un templo se quitaban sus sandalias para dejar afuera cualquier suciedad o pensamiento no digno. En Israel para la confirmación de cualquier negocio, se  regalaba  una sandalia a su compañero como testimonio de la transacción (Ruth 4:7-8), o bien, cuando alguien cometía algún delito se le quitaba su calzado y se le escupía en la cara.


sandalias de épocas bíblicas.



En la Edad Media se produce un cambio en el uso que se le da al calzado, comienza a cobrar fuerza el gusto por lo estético, aunque sigue marcando las diferencias de clases. Las formas, eran muy diversas, pero uno de los modelos más influyentes fueron los Crackowes, que aparecen durante el siglo XIV en Cracovia, Polonia.  Los crackowes se distinguieron por ser un calzado de puntera muy alargada que alcanzaban hasta veinte cms. La puntera marcaba la clase social a la que se pertenecía y era frecuente utilizar medidas exageradas que en muchos casos impedían caminar correctamente. Otro caso son las babuchas, también conocidas como "pantuflas" que comenzaron a utilizarse en el siglo XII por los moros y los europeos imitaron su uso, llevándolas al continente.

Del siglo XIV al XVII, tanto en España como en Italia y Francia estuvieron  muy de moda “los chapines” o “tapínes”. Este calzado estaba hecho de madera o corcho muy elevado que servía para no mojar los pies.  En su momento las mujeres que los llegaron a usar fueron muy criticadas por fingir una altura que no tenían.


Mujeres españolas usando chapines.





























Luis XIV,  "el rey sol".





El tacón apareció a finales del siglo XVI y se cree que lo trajeron de Persia donde los jinetes usaban el tacón para sujetarse mejor al caballo. El zapato empieza a ser un elemento para ensalzar las virtudes o tapar los posibles defectos en los pies. En esta época los nobles y reyes marcarán la moda, como en el caso de Luis XIV que usaba tacones pintados de rojo para distinguirse del resto de la población, sobre todo de la incipiente burguesía que  imitaba las formas reales. Se usaron telas, crearon nuevos colores, joyería y cualquier cosa que alejará al pueblo de la realeza.  Hoy en día pintar la suela de rojo se impuso en el calzado de diseño, Christian Louboutin ha ganado la exclusividad de teñir las suelas de rojo, a la usanza de Luis XIV.














En el siglo XVIII, la revolución francesa y la Revolución Industrial provocaran un giro total en el sector zapatero, se busca un zapato cómodo, aparecen nuevos modelos y formas de fabricar calzado. Antes del siglo XIX no había un zapato izquierdo o derecho. Ambas partes era iguales. La Revolución Industrial trae consigo la numeración del calzado.  A partir de las últimas décadas del diecinueve, gracias a la máquina de coser se empieza a hablar de una industria del calzado, incluso se da la producción en serie. En esta época, encargar un par de zapatos a un artesano era un signo de distinción social.










En el siglo XX se empieza experimentar con nuevos materiales; las guerras provocaron la escasez de materiales y los diseñadores tuvieron que innovar: el cuero es sustituido por otros materiales sintéticos, aparecen los plásticos, el uso de la goma, suelas de caucho, madera y corcho. Tras la Segunda Guerra Mundial, aparece un modelo que dejará una huella imborrable: el calzado Oxford, calzado urbano como elegante. El oxford se utilizaba para la lluvia y tenía como adorno los característicos picados que conocemos.







Sin embargo, el siglo XX será el siglo del zapato femenino. Poco a poco las mujeres se incorporan a la esfera pública debido a que tienen que sustituir en el trabajo a los hombres que marchan a la guerra. Se pone de moda un look andrógino y práctico: vuelve el calzado bajo. 









En los años 50 llega el tacón de aguja que vuelve a ser alto y sutil, mientras que el zapato bajo llamado "bailarina" se difunde a través de medios masivos como el cine, gracias a  Audrey Hepburn y Brigitte Bardot. Este calzado revoluciona la moda, deja a un lado los tacones altos sin perder el estilo y  la elegancia. 









A partir de los sesenta se vive una tendencia que es la que marca las últimas décadas del siglo XX y el presente: variedad, variedad y variedad. Un zapato para cada ocasión y para cada personalidad: tenis deportivos, botas vaqueras, plataformas, sandalias, mocasines, etc.









Hay que destacar que las prendas usadas por la clase obrera logró infiltrarse dentro de la moda cotidiana por la demanda de individualidad. Así como  los pantalones de mezclilla, aparecen las botas. En 1960 el doctor Klaus Märtens, después de una lesión en el tobillo, creó las míticas Dr.Martens, botas que innovaron al imponer las válvulas de aire. Éstas se utilizaron 50 años por la clase obrera (policías, obreros, etc) sin saber la demanda y el significado que luego tendrían para los punks y otras minorías contraculturales.




Al zapato, más allá de la necesidad de protegernos, también se les dotó de cualidades supersticiosas. Se llegó a colocar zapatos viejos en los tejados de las casas para defenderse de los malos espíritus. Los zapatos se heredaban a manera de seguir con los pasos del padre. En España las mujeres arrojaban al torero sus zapatos para desearle buena suerte. También era costumbre para dar buena suerte, atar al carruaje o medio de transporte de los recién casados, zapatos viejos en señal de buena suerte, costumbre que luego cambió usando latas. Pero así como han sido dotados de supersticiones también se han convertido en objeto fetiche, y gracias a la pornografía y al erotismo, en el siglo XX empezaron a tener un sentido erótico, al aparecer mujeres desnudas con los zapatos puestos y tacones muy altos. Incluso existe una parafilia donde el zapato es el objeto del deseo: el Retifismo, tan atrayente les resulta que hasta tiene variedades como la “altocalcifilia”, que se centra en los zapatos de tacón alto. 








Este accesorio que forma parte de nuestra vida cotidiana  se ha convertido en referente de nuestra identidad cultural y social, también ha ocupado un sitio especial en la literatura, en cuentos como La Cenicienta, de los hermanos Grimm; Los zapatos rojos de Hans Christian Andersen. En el cine, con películas como Tacones Lejanos, El mago de Oz, La químera de oro, Las zapatillas rojas, entre muchas otras. Finalmente, para concluir, también el hombre les ha otorgado una cualidad moral al incluirlos en refranes en donde expresan la sabiduría acumulada en su largo caminar por la historia.


“Dar con la horma de su zapato”
“Ponte en los zapatos del otro”
“No me llega ni a la suela de mi zapatos”
“A la fuerza ni los zapatos entran”.
"Zapatero a tus zapatos"


 


“Dale a una mujer los zapatos adecuados y podrá conquistar el  mundo”.
Marilyn Monroe


Fuentes consultadas:
La Biblia.
http://culturacolectiva.com/dr-martens-las-botas-de-las-subculturas/
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/01/130125_cultura_tacones_altos_historia_ao
http://www.estilototal.com/zapatos/la-historia-detras-de-las-zapatillas-converse-all-star.html

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