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lunes, 2 de marzo de 2015

Benita Galeana, "la muchacha de las trenzas".



En la historia de mujeres mexicanas combativas conocemos pocos nombres, pero existen muchas y entre ellas podemos referirnos a Benita Galeana Lacunza.

"La muchacha de las trenzas", como se le apodó, destacó por ser una gran activista política que sin saber leer se autoeducó en la lucha política convirtiéndose en una  oradora con enorme capacidad de arrastre. 

Nace en San Jerónimo, Guerrero, el 10 de septiembre de 1904. Desde muy pequeña tuvo una vida de trabajos duros e insultos. Llega a la Ciudad de México con su hija  en la década de los 20. 

Militó en el Partido Comunista, cuando aún era clandestino y se dedicó entre otras cosas, a vender el periódico “El Machete”. 


Participó en la creación del Frente Único Pro Derechos de la Mujer (FUPDM). Luchó por un estatuto jurídico  y un seguro social para los trabajadores; apoyó a maestros, campesinos, ferrocarrileros, estudiantes y por sus actividades políticas fue detenida en 58 ocasiones. 


Fue precursora del feminismo socialista en México, participó en 1935 en la creación del Frente Único Pro-Derechos de la Mujer (FUPDM). Se casó con el periodista y escritor Mario Gill, también miembro del PCM y luchador social, quien por cierto escribió interesantes textos sobre el movimiento comunista y sinarquista en México. 


Benita Galeana Lacunza falleció a causa de una embolia cerebral el 17 de abril de 1995 en la Ciudad de México, a los 91 años de edad, escribió dos libros: su autobiografía “Benita” (1990) y “El peso mocho” (1979).   


Al final, la mujer que no sabía leer ni escribir aprendió mucho más y su pensamiento se condensa en el poema 'Compañeros y compañeras, la patria No se vende'. 




En medio del murmullo yo oí lo que se
decía de mí. Desde ese momento
empecé a preparar un hermoso castillo
de ternuras sobre lo que se decía de mí,
y empecé a acercarle pedacitos de cada
cosa que oía a sus cimientos, y así
desde ese momento yo empecé a...
preparar un hermoso castillo al
proletariado, se lo dediqué a él.

Este hermoso castillo fue creciendo y
bañándose en sangre de estas luchas
y pedazos de ternura levantando a
nuestros compañeros, que luchaban
por una vida mejor.


Así pasaron muchos, pero muchos

años y seguía pegándole pedazos,
pedacitos de palabras del proletariado
y esas palabras se las pegaba a mi 
hermoso castillo y estoy viendo que mi
castillo se viene abajo y el proletariado
no me ayuda a detenerlo

Este castillo que construí se me está
cayendo, se lo pongo en sus manos
a las mujeres. No dejen que se caiga, a
ustedes se los entrego. Mujeres y
hombres ayuden a construir este
castillo que se nos viene abajo.

Compañeros y compañeras, la patria
no se vende.



lunes, 13 de octubre de 2014

Amuletos fálicos en Bután.

    La sexualidad forma parte de nuestro comportamiento, es un elemento más de nuestra libertad. La sexualidad es obra nuestra - es una creación personal. A partir y por medio de nuestros deseos, podemos establecer nuevas modalidades de relaciones y nuevas formas de creación. El sexo no es una fatalidad, no; es una posibilidad de vida creativa. 


    Así lo podemos apreciar en el Reino de Bután, país remoto y aislado por los Himalayas, con apenas 700.000 habitantes. En el 2008 se convirtió en la democracia más joven y en su nueva carta magna estableció como ley que “El Estado se esforzará en promover las condiciones que permitan la consecución de la felicidad interior bruta (FIB)". 


    Pero Bután no sólo asombra por esta política de la felicidad sino por su culto a Drukpa Kunley (1455 - 1529) - "El Loco Divino del Linaje del Dragón"- quien fue un gran maestro de Mahamudra en la tradición budista, así como un poeta, conocido por sus rituales de sexo, pues se decía que bendecíaa las mujeres a través del sexo. Debido a esto también se le conoce como "El Santo de 5.000 mujeres". Cuenta una leyenda que durante una batalla, Kunley derrota a un demonio al golpearlo en la cara con su pene y, al ser derrotada esta entidad maligna en forma de mujer, la transforma en un buen espíritu. 

    Desde entonces el pueblo de Bután le rinde culto a la figura del falo y lo dibuja en las fachadas de sus hogares, considerándolos como un amuleto que los protegerá de la envidia y de los espíritus malignos, tal como se hacía desde la Prehistoria e incluso las civilizaciones antiguas como la egipcia, las mesoamericanas y las clásicas.









jueves, 9 de octubre de 2014

Alebrijes: figuras fantásticas.




La palabra "alebrije" es una palabra en caló que quiere decir "cosa enredada, difícil y de tipo confuso o fantástico". 




Se dice que nacieron en un sueño. 








Son hechas de madera de copal y las figuras más exclusivas son las que están hechas según la forma del tronco, es decir, en una sola pieza, no va pegada ni armada. 



Hay algunas que con las mismas raíces se forman las patitas o antenas del animal o mezcla de ellos.






 
El alebrije representan un animal imaginario, compuesto por la combinación entre varios animales, no sólo fantásticos si no también reales.

 













 

jueves, 2 de octubre de 2014

Las Valkirias




    Las valkirias, hijas del dios nórdico Odín, eran bellísimas guerreras que vestían cascos de plata o de oro, y portaban lanzas y escudos resplandecientes. Su tarea era la de ayudar a los valientes caídos en las batallas, a las que acudían a través de los montones de cadáveres cabalgando en corceles encantados. Cogían a los héroes moribundos, los reanimaban con un beso y los conducían al Walhalla (paraíso de los héroes), residencia habitual de Odín. Allí les dejaban reposar, los curaban, los deleitaban con su belleza y también les servían hidromiel. Esto era necesario ya que Odín precisaba guerreros para que luchasen a su lado en la batalla del fin del mundo, el Ragnarök. Las valkirias - belicosas, pero siempre vírgenes- tenían la facultad de transformarse en cisnes. 
    La más célebre de las valkirias, hecha famosa por Richard Wagner en 1856, fue Brunilda que aparece en la segunda de las cuatro óperas de "El Anillo del Nibelungo".  



jueves, 18 de septiembre de 2014

La alquimia y la ciencia de John Dee.

John Dee (1527-1608), nacido en Londres,  es considerado uno de los hombres más atrayentes de su época por su mente brillante; fue inventor, geógrafo, coleccionista de libros y notable estudioso interesado por disciplinas heterodoxas, como la astrología y la magia.  John Dee concibió la idea del meridiano de Greenwich.  Su erudición en el arte de navegar lo convirtió en asesor y consultor de la "armada invencible", contribuyendo a la expansión marítima de Inglaterra. Además, durante algún tiempo formó parte de la corte de la reina Isabel I de Inglaterra, convirtiéndose en su astrólogo personal y en su espía, de donde muchos lo consideran el primer agente 007.  

Como mago, Dee, utilizaba en diversas prácticas un espejo de obsidiana que fue llevado desde México hasta sus manos, en 1582. Al parecer "el espejo humeante" era un dispositivo que los chamanes mexicas utilizaban en sus rituales y el cual, por sí solo, afloraba un extraño poder: esta piedra negra, pulida, convexa, le permitía conversar con seres que se encontraban en otro plano de existencia; bastaba con fijarla con la mirada, intensamente, y los seres aparecían en la superficie de la roca y predecían el futuro. La piedra se encuentra actualmente expuesta en el British Museum. 

La personalidad y el misticismo de John Dee desde siempre ha sido rescatada por la cultura popular, quien se ha servido de él para un sinfín de novelas de ficción, películas y canciones, como "The Alchemist" de Iron Maiden.


I have plundered time itself, put the world inside it
I'm the mysteries, day and night, divide it
A plague of wonders, on your knees beside me,
Know the secrets, you shall not deride us

My dreams of empire for my frozen queen
Will come to pass
Know me, the Magus
I am Dr. Dee
And this is my house





miércoles, 10 de septiembre de 2014

Ofelia



Yo soy Ofelia. Aquella que el río no contuvo. La mujer colgando de la soga. La mujer con las arterias abiertas. La mujer de la sobredosis. La mujer con la cabeza en el horno. NIEVE SOBRE SUS LABIOS. Ayer por fin dejé de suicidarme. Ahora estoy sola con mis pechos mis muslos mi útero. Destrozo el instrumental de mi cautiverio, la silla la mesa la cama. Destruyo el campo de guerra que era mi hogar. ...Arranco las puertas para que el viento deje entrar al grito del mundo. Destrozo la ventana. Con mis manos sangrantes rompo las fotografías de los hombres que amé y me usaron sobre la cama la mesa la silla el piso. Incendio mi prisión. Tiro mis vestidos al fuego. Arrojo al reloj que fue mi corazón fuera de mi pecho. Salgo a la calle, vestida con mi propia sangre. 

Heiner Müller. 'Ofelia'. En: "Máquina Hamlet", 1977.

[Arte Steven Kenny]

jueves, 4 de septiembre de 2014

"Aquí hasta el más hombre se baja los pantalones”.




 La acción más democrática no siempre ha sido tan privada y tan  justa. Hubo una época en la cual los baños no se tenían escondidos al fondo a la derecha.  Los antiguos romanos y griegos inventaron un sistema de baños comunitarios al cual se acudía con el mejor amigo, con la novia, o incluso con toda la familia. Pero con la caída del Imperio muchos de los avances de la ingeniería romana se perdieron y los europeos volverían a las primitivas letrinas. Según avanzaba la Edad Media,  solían hacer sus necesidades en recipientes que luego vaciaban por la ventana, en cunetas que estaban a los lados de la calle, por lo que, salvo que lloviera a menudo, el olor debía de ser nauseabundo, y la salubridad inexistente. En Francia, para la nobleza, era común el uso de sillas con orinal, pero lo usual era orinar en las avenidas de los palacios. Empezaron a verse por las calles, portadores de letrinas ambulantes con una gran manta que aseguraban la intimidad para aliviarse.  

No fue sino hasta el siglo XVIII cuando se volvió a creer en los baños. 

Los primeros inodoros que se construyeron eran de porcelana, y eran decorados, puesto que la empresa que los empezó a fabricar se dedicaba a la manufactura de vajillas de ese mismo material, y la costumbre de decorar los platos y vasos se transportó hasta los sanitarios. La acción escatológica alcanzó la manoseada privacidad cuando se intentó evitar los malos olores y la insalubridad, de ahí su nombre de “inodoro”. Las siglas de W.C. proviene del inglés water closet, “armario (o gabinete) del agua”, referido al hecho de que solía tratarse de una habitación pequeña en la que estaban no sólo el inodoro sino el baño y el lavabo, todo lo relacionado con el agua.



[En la imagen el toilet de María Antonieta]

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